COOP

Los trabajadores y las cooperativas de consumo

06/08/2018

El docente de historia económica Juan Pablo Martí fue el expositor en la tercera Tertulia Cooperativa organizada por la FUCC, este jueves 2 de agosto. Su presentación se remontó a explicitar el rol de los trabajadores en el origen y el desarrollo de las cooperativas de consumo, tanto en el mundo como en Uruguay, bajo la premisa de que al “revisitar la historia, descubrimos cosas nuevas, que nos ayudan a repensarnos”. Desde el comienzo de su charla, Martí aclaró que buscaría generar preguntas, pero que no tenía respuestas ni recetas.

Como lo marca la historia, se remontó hasta 1844 para contar la experiencia de los pioneros de Rochdale, un grupo de obreros textiles que fundaron la primera cooperativa de consumo, una pequeña tienda, con el objetivo de hacer rendir al máximo sus magros salarios. Aquella pequeña tienda fue tomando mayores dimensiones, y en diez años ya se había convertido en varias tiendas, muchas de ellas grandes, nucleando a miles de socios e introduciendo a trabajadores asalariados contratados por la cooperativa. La generación de excedentes, y la discusión sobre dónde invertirlos, motivó lo que Charles Gide denominó “la revisión desgarradora”, donde se enfrentaron fuertemente dos visiones acerca del futuro del cooperativismo: por un lado la postura participacionista, que sostenía que las cooperativas eran empresas diferentes a las capitalistas, por lo que debían remunerar mejor a sus trabajadores, y por otro lado la postura cooperatista, que pensaba en el beneficio de los socios y en no castigar a la empresa cooperativa, que se seguía moviendo en un mercado con lógicas capitalistas.

En Uruguay, a principios del siglo XX, puntualmente entre 1918 y 1949, surgieron la gran mayoría de las cooperativas de consumo y, al igual que en Inglaterra, fueron en su gran mayoría colectivos de trabajadores, muchos vinculados a las empresas públicas, los fundadores. El objetivo era el mismo que el de los ingleses: “organizarse para mejorar la condición de los trabajadores”. De todas formas, la mayoría de las cooperativas de consumo se crearon sin que existiera en Uruguay la figura jurídica de cooperativas (en 1946 se aprobó por ley).    

En 1954 el modelo de cooperativas de consumo se consolidaba, y se creaba la Federación Uruguaya de Cooperativas de Consumo (FUCC).

No obstante, en la década del 60 el cooperativismo tuvo que enfrentar resoluciones del gobierno en su contra, como un decreto aprobado en 1969 que prohibía realizar retenciones sobre los sueldos a las cooperativas.

De todas formas, desde 1961 a 1973 el modelo se expandió y las cooperativas de consumo pasaron de tener 90.000 socios a 165.000 socios en Uruguay.

Por último, Martí presentó datos de un informe elaborado con datos del censo de cooperativas de 2008-2009. Los datos señalan que había 35 cooperativas de consumo, que en ellas se pagan las mayores remuneraciones que en todo el sector cooperativo, que sus trabajadores representan 4% del total de las fuentes de trabajo que generan las cooperativas, y que su masa social significa 13% de los cooperativistas del país, siendo la segunda modalidad cooperativa en cantidad de socios. También indicó que 82% de las ventas se concretaban a crédito, y puntualizó, sobre los costos laborales, que significan 60% en las cooperativas de consumo y 30% en las empresas capitalistas del rubro. “El peso de las remuneraciones amenaza su viabilidad”, afirmó Martí.

Tras la exposición, de unos 40 minutos, se abrió un espacio de preguntas, opiniones y debates bien rico, donde los distintos participantes pudieron dar su punto de vista y, tal como planteó Martí al inicio, en colectivo se comenzaron a esbozar algunas posibles respuestas.

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